La primera microempresa instalada en Las Charcas fue una tenería, ubicada en la zona conocida como "Los Guanábanos". Esta tenería era originalmente propiedad del señor Miguel Díaz, pero más tarde pasó a manos del señor Mario Echenique.

En esta tenería, se llevaban a cabo actividades de curtido de pieles de animales, utilizando una fruta llamada "guatapanál" en el proceso. El curtido de pieles es una técnica que convierte las pieles crudas en cuero, y el uso del guatapanál como parte del proceso sugiere un enfoque tradicional y local.

Además de la curtición, la microempresa instaló un molino para moler maíz, lo que permitió la producción de productos como la arepa y el gofio (una harina tostada). También contaba con un horno dedicado a la producción de cal, una sustancia clave para la construcción y otros usos industriales.

Este conjunto de actividades refleja una iniciativa empresarial muy diversificada, que aprovechaba los recursos locales y contribuía a la economía de la comunidad.